Tuesday, November 27, 2007
Escena de Enola Gay
En noviembre, una lluvia de verano si es noche de jueves en Bajo Belgrano, la escenografía perfecta, para la escena de: largometraje argentino en blanco y negro, de tres recién recibidos de Universidad del cine, a finales de década del 80, principios de los 90.
El muchacho, de unos 25 años. Remera de banda inglesa de los 70. Botella de Heineken descartable de litro. Walkman la siguiente lista.
Me siento mucho mejor – Charly García. Filosofía barata y zapatos de goma
Ni idea – Kevin Johansen. The nada.
Yo te avisé– Los Fabulosos Cadillacs. Yo te avisé
Cerrá bien cuando te vayas – Los Caballeros de la Quema. La paciencia de la araña.
Obviamente, que maquillado por el agua de la tormenta, y con la garganta peleándole al viento, enterando a todos los vecinos que: “ si loco! Me saqué la bomba atómica de encima” Canto y todo me importa un nada!
Por que la emoción del flaco, posta que no le hacía pifiar ni un verso de cada una de las letras, y casi entonaba eh! De hecho, interiormente, sentía que las habían escrito para él, obvio.
Los vecinos por su parte, salían a los balcones a gritar el típico: Callate boludo!
En noviembre, una lluvia de verano si es noche de jueves en Bajo Belgrano, la escenografía perfecta, para la escena de: largometraje argentino en blanco y negro, de tres recién recibidos de Universidad del cine, a finales de década del 80, principios de los 90.
El muchacho, de unos 25 años. Remera de banda inglesa de los 70. Botella de Heineken descartable de litro. Walkman la siguiente lista.
Me siento mucho mejor – Charly García. Filosofía barata y zapatos de goma
Ni idea – Kevin Johansen. The nada.
Yo te avisé– Los Fabulosos Cadillacs. Yo te avisé
Cerrá bien cuando te vayas – Los Caballeros de la Quema. La paciencia de la araña.
Obviamente, que maquillado por el agua de la tormenta, y con la garganta peleándole al viento, enterando a todos los vecinos que: “ si loco! Me saqué la bomba atómica de encima” Canto y todo me importa un nada!
Por que la emoción del flaco, posta que no le hacía pifiar ni un verso de cada una de las letras, y casi entonaba eh! De hecho, interiormente, sentía que las habían escrito para él, obvio.
Los vecinos por su parte, salían a los balcones a gritar el típico: Callate boludo!
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