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Sunday, January 30, 2005

Y vá dejando 40 dibujos ahí en el piso...

En este último tiempo, he caído varias veces, y con distintas personas, sobre lo bueno que es como persona Mollo. Un tipo que derrocha bondad y simpatía con solo verlo…
Si me pongo a hacer un repaso: se bancó a Luca Prodan, a Arnedo, Gil Solá…
Tocó como invitado de todo el mundo, incluso con La Mosca. Y sin embargo, nunca escuché a nadie hablar mal de él.
Cuando se separó de Erica García, luego de una pelea inevitable por el estado químico de los dos, Erica se quedó sin productor a último momento para grabar el disco La Bestia. A pesar de esto, y que en aquel entonces Ricardo ya era un “productor codiciado”, agarró la guitarrita, le ayudó con toda la producción artística y le regaló un solo precioso para He´s an ocean.
Una vez, dando vueltas por Plaza Serrano en un enero reciente, me lo crucé cuando venía de la mano con Natalia y queriendo respetar su paseo, no emití comentario. Él se dio cuenta que lo reconocí, me hizo un gesto cómplice y se río. Solo bastó eso para que me llenarme por completo y hasta minimizar el tremendo bestia que es con la guitarra.
Pero lo que quería en realidad, es relatar esta otra anécdota de hace casi un lustro...

Divididos tocaba en Madrid, en el marco de un recital para desarrollar la cultura Argentina por España (o algo por el estilo).Eran tiempos de De la Rúa y su grupo sushi. Por la península Ibérica ya llegaban “sudacas argentos” con ganas de ser lavacopas aunque sea.
Luego de probar sonido antes del show, el Tolo se fue a dar una vuelta por las cercanías del consulado argentino en Madrid y se cruzó con un flaco.
Este flaco, le dijo a Ricardo que hacía ya unos años que había venido de Argentina, pero como era ilegal, no conseguía ningún laburo estable y no podía pagar la entrada. El era fanático de Divididos, y cuando vivía en Argentina lo seguía a todos lados con los pibes de Morón.
Ante la insistencia del muchacho, Mollo lo interrumpió y le dijo: Si querés que te regale una entrada, todo bien, te la regalo. Pero no hace falta que me mientas…si vos venías a los recitales, me acordaría.
Le pidió el nombre y lo anotó en un papel. Le prometió que lo iba a incluir en la lista.

El flaco, que tenía una mezcla de asombro y desconfianza por el comentario, entró sin problemas al recital. Se ubicó en el lugar que siempre acostumbraba: adelante a la izquierda.
Cuando por el tercer tema sonó Capo Capón, Mollo lo miró a él y se río. Mientras hacía el solo en la Gibson SG, Ricardo se agachó y le dijo: Perdoname! Cuando empezaste a hacer pogo me acordé de vos, es que hacía mucho tiempo que no te veía.

Este es Ricardo Mollo.



Nunca había posteado todavía ninguna canción en el blog, como para que mi actitud de ladrón no se note. Pero bueno…en este caso, voy a transcribir uno de los temas que más me emocionan por estos días: Casitas Inundadas.
Y también aprovecho para dirijírsela al hijo de re mil puta de Romero, el gobernador de Salta, que si dios existiera, se tendría que morir de un atracón de soja transgénica.


Desde arriba ya, sabe su lugar
Lentamente va llegando acá
No es venganza es sólo natural
Madre agua busca su lugar.

Por el bendito afán de una moneda más
Aguas danzantes sobre la ciudad
Montes chaqueños hoy como canchas de golf
Y la tormenta ahoga el corazón.

Buenos Aires la lluvia cae
Buenos Aires casitas inundadas a votar.

Ojos de agua sobre la ruta 2
No hay poesía en este atardecer
Flotando el animalNo hizo pie en el trigal
Suben los bichos y baja el cereal.



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