Wednesday, June 22, 2005
Seguramente, todos los argentinos mayores de 25 años (o los que se jacten de serlo), recuerdan a la perfección, lo que hicieron el 22 de Junio de 1986.
Ese día me desperté temprano, como siempre, con un té con leche y el papagallo, que me traía Elsa. Me llevó a la otra cama, me cambió las sábanas y me acercó un joystick del Atari. Jugué al "Jungle Hunt", un juego que era como un Tarzán que iba saltando lianas, pisando cocodrilos, y un par de pelotudeces más, que en aquella época eran más modernos que un PlayStation 8, pero yo ya me aburría, por que era lo único que hacía durante el día (o Atari, o los 4 canales y medio de TV).
Ese domingo, Cocó, mi abuela, vino más temprano que de costumbre, y me trajo uno de los mejores regalos qùe me han hecho, y que nunca me voy a perdonar no haber conservado: una banderita de Argentina, con la cara de Maradona, con una corona cual rey. Era chiquita, de unos 30x40 cms. con una caña como de dos metros de alto. Mi abuela, fue la que me trajo la comida: Elsa hizo fideos.
Yo no había terminado de comer, y ya empezaba a caer la gente: Primos, primas, padrinos, tías, mi ahijado ( que en aquel momento recien empezaba a caminar), y hasta un empleado del Gurú, Cacho el chapista.
A las 2 de la tarde en mi habitación había no menos de 15 personas, chocolate blanco como para 5 años y una decena de banderas argentinas (ninguna más importante como la que me trajo Cocó). Habia gente que estaba sentada en el suelo. Y yo, por supuesto...estaba chocho, por que mi habitación no era de más de 4x3 con suerte.
No era Mauro el que me caía mal en ese momento, sino Cañete Blasco. Por eso, vimos el partido por Canal 13. Lo que más recuerdo, es que cuando el equipo salió a la cancha, a mi no me gustó la camiseta de Argentina, por que era muy brillosa...ya de chico, se notaba mi perfil fashion.
En el entretiempo, dije que ganábamos 2 a 1 con 2 goles de Valdano.
Me equivoqué: ni los hizo Valdano, ni tampoco fueron goles.
Ya pasaron19 años, miles de veces habré visto el tape y otras tantas lo habré escuchado. Hasta hice la prueba intentando que me pase desapercibido, pero cada vez que lo repiten, se me contrae la piel, se me seca la garganta y en el pecho entra más aire que de costumbre.
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