Monday, May 30, 2005
SUR O NO SUR
La verdad, que las vacaciones, me dieron más de un motivo, para sentarme a escribir y contar todo tipo de sucesos. Hechos graciosos, locos, profundos, culinarios, astronómicos, sexuales, automotrices, climáticos, emocionantes, fotográficos, telefónicos, en fin...varios.
No obstante, el momento que me aqueja, y las ganas de irme fuera de capital y GBA, paso contarles un hecho, que me resultó paradigmático y me regalo una sonrisa sincera y duradera.
El mapa nos encontraba en Trevellin, una colonia galesa a unos 20 kilómetros del P.N los Alerces. Llegamos muy de noche, a eso de las 9, ya casi oscurecía, pero conseguimos un camping increíble a orillas de un río más transparente que el aire.
Apenas con tiempo para bañarme, por que se acababa el agua caliente ( y la fría era inhumana a esas latitudes chubutenses), se hacía la hora de comer, y justo nos quedamos sin garrafa...
Bue, por suerte había leña de sobra, por lo que no tuvimos inconvenientes.
Al día siguiente, fuimos al pueblo, y averiguamos donde resolver la falta de gas. La solución, estaba en el garage de una casa, que hacía las veces de ferretería, que la atendía un viejito, de unos 70 abriles.
Le dejamos la garrafa, y nos dijo que volvamos a la tarde, que la iba a cargar, que nos costaba 10 pesos la carga (un precio más que módico). Ese día, fuimos hasta el Lago Rosario (lugar que merece un párrafo aparte) y a la cascada Nant & Falls.
Al volver del paseo, pasamos a buscar la garrafa, y acá viene lo destacado:
El ferretero, me esperaba para decirme:- La garrafa está llena de gas pibe, el problema es que tenés la gomita del calentador rota y una parte, te está tapando la salida-
-Uh, buenísimo!- le digo yo.-Tiene una gomitas de esa medida?-
Si, salen 50 guita- me responde.
Yo, conociendo los cuelgues lógicos que me iba a encontrar durante las vacaciones, pedí que me vendiera 2 o 3, por si la perdía o la volvía a romper.
Y el viejito me contestó: -mirá, te las vendería con gusto, pero me quedan 3 nomás, y como soy el único que las vende en el pueblo...no quiero quedrme sin ninguna, por que si alguien necesita tiene que viajar hasta Esquel.-
El problema solucionado con 50 centavos...
.........
En Buenos Aires ¿ hubiera pasado lo mismo?
Te quedaste pensando?
....
Seguí un poquito más.
La verdad, que las vacaciones, me dieron más de un motivo, para sentarme a escribir y contar todo tipo de sucesos. Hechos graciosos, locos, profundos, culinarios, astronómicos, sexuales, automotrices, climáticos, emocionantes, fotográficos, telefónicos, en fin...varios.
No obstante, el momento que me aqueja, y las ganas de irme fuera de capital y GBA, paso contarles un hecho, que me resultó paradigmático y me regalo una sonrisa sincera y duradera.
El mapa nos encontraba en Trevellin, una colonia galesa a unos 20 kilómetros del P.N los Alerces. Llegamos muy de noche, a eso de las 9, ya casi oscurecía, pero conseguimos un camping increíble a orillas de un río más transparente que el aire.
Apenas con tiempo para bañarme, por que se acababa el agua caliente ( y la fría era inhumana a esas latitudes chubutenses), se hacía la hora de comer, y justo nos quedamos sin garrafa...
Bue, por suerte había leña de sobra, por lo que no tuvimos inconvenientes.
Al día siguiente, fuimos al pueblo, y averiguamos donde resolver la falta de gas. La solución, estaba en el garage de una casa, que hacía las veces de ferretería, que la atendía un viejito, de unos 70 abriles.
Le dejamos la garrafa, y nos dijo que volvamos a la tarde, que la iba a cargar, que nos costaba 10 pesos la carga (un precio más que módico). Ese día, fuimos hasta el Lago Rosario (lugar que merece un párrafo aparte) y a la cascada Nant & Falls.
Al volver del paseo, pasamos a buscar la garrafa, y acá viene lo destacado:
El ferretero, me esperaba para decirme:- La garrafa está llena de gas pibe, el problema es que tenés la gomita del calentador rota y una parte, te está tapando la salida-
-Uh, buenísimo!- le digo yo.-Tiene una gomitas de esa medida?-
Si, salen 50 guita- me responde.
Yo, conociendo los cuelgues lógicos que me iba a encontrar durante las vacaciones, pedí que me vendiera 2 o 3, por si la perdía o la volvía a romper.
Y el viejito me contestó: -mirá, te las vendería con gusto, pero me quedan 3 nomás, y como soy el único que las vende en el pueblo...no quiero quedrme sin ninguna, por que si alguien necesita tiene que viajar hasta Esquel.-
El problema solucionado con 50 centavos...
.........
En Buenos Aires ¿ hubiera pasado lo mismo?
Te quedaste pensando?
....
Seguí un poquito más.
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